Regalar experiencias, bienestar y belleza es una de las tendencias que se han introducido con fuerza en los últimos años entre los hábitos de los consumidores y parece que es una moda que ha llegado para quedarse. De los tradicionales perfumes se pasó a la cosmética, y aún se ha dado un paso más allá en la búsqueda de un regalo original que, además, nos evite deambular entre las aglomeraciones propias de determinadas fechas (léase Navidad, San Valentín, Día del Padre o de la Madre…).
Si aún no has apostado en tu centro de belleza por las tarjetas o cheques regalo (bien para tratamientos cerrados o por un importe determinado canjeable por el que la persona obsequiada se decida), este es el momento. Y no solo por ponérselo fácil a quienes ya son tus clientes, sino porque es una estrategia altamente eficaz para ganar otros nuevos. Lo habitual es que quien pruebe repita la experiencia o continúe con el tratamiento para obtener mejores resultados o prolongar sus efectos durante más tiempo.
¡Pero tampoco te olvides de los que ya son tus clientes fieles! También está de moda autoregalarse, y si se trata de belleza, más aún en estas fechas, en que queremos lucir nuestro mejor aspecto. O dentro de unas semanas, cuando nos entren los sofocos al comprobar las consecuencias de los excesos navideños. ¿Qué mejor que ofrecerles paquetes o bonos con alguna sesión gratis o tratamientos combinados y personalizados (radiofrecuencia, presoterapia, drenaje linfático) para librarse de esos kilos o centímetros que hemos acumulado durante las fiestas?
Y, por supuesto, ten un detalle con el cliente que ha comprado la tarjeta o el cheque regalo. Por ejemplo, una experiencia placentera que no haya probado anteriormente. Una sugerencia: ¿Qué tal una sesión de ozonoterapia? Después del ajetreo y los desórdenes navideños, seguro que el cuerpo lo agradecerá.