A cada edad, la piel requiere unos cuidados específicos y lo habitual es que hasta llegar a la frontera de los 40 no nos preocupemos mucho más allá de cumplir con el ritual de la limpieza e hidratación diarias. Sin embargo, el estrés oxidativo provocado por factores medioambientales y hábitos de vida poseen un efecto acumulativo que pueden acelerar el proceso de envejecimiento. La treintena es decisiva para afrontar la etapa de madurez en un estado óptimo, y de ello habla nuestra técnico de Cincos Medicina&Estética Teresa Cid en el último número de la revista Harper’s Bazaar: cómo prolongar la juventud del rostro.
La clave está en comenzar con tratamientos no invasivos, como la carboxiterapia, la radiofrecuencia o los ultrasonidos, cuando la piel aún se mantiene joven, ¿Y qué mejor que un ritual completo, un tres en uno? Si en anteriores post ya os hemos hablado de las virtudes de la tecnología Geneo+ para mejorar pieles ya envejecidas ¿qué no podrá hacer como protocolo preventivo cuando aún estamos a tiempo de contener los efectos de la edad?
Una piel de 30 años es aún una piel joven, de manera que si combinamos la limpieza facial en cabina con un tratamiento que actúe a diferentes niveles, los resultados serán óptimos y los resultados se prolongarán durante mucho más tiempo. Como sabéis, con Geneo + conseguimos con un solo equipo oxigenar (gracias al efecto de la carboxiterapia tópica), tensar y reafirmar los tejidos (por la acción de la radiofrecuencia tripolar) y nutrir la piel a través de la infusión profunda de los principios activos más adecuados para cada caso particular (ácido hialurónico, glicerina, retinol, palmitoil…).
Todo ello (exfoliar, nutrir y tensar) es posible en un solo gesto y, como asegura la técnico, con una sola sesión al mes es suficiente para mantener una piel firme, jugosa y luminosa.